"Exhortar a la castidad constituye una incitación pública a ir en contra de la naturaleza. Todo desprecio de la vida sexual, y toda impurificación de ésta al tacharla de 'impura' representa el verdadero pecado contra el espíritu santo de la vida."

Friedrich Nietzsche

viernes, 30 de noviembre de 2007

En búsqueda de los valores occidentales: Parte II



Hola a todos los reflexivos y valientes lectores que, se atreven a asomarse al conocimiento, a través de esta humilde propuesta; les habla nuevamente el GORRIÓN pys, desde Buenos Aires. Hoy quiero, retomar el tema de la búsqueda de los valores occidentales, que iniciamos hace unas semanas. ¿Sí? Bien, recordarán que, en aquella oportunidad habíamos trabajado un libro del historiador Nemo, y dejamos en claro que, él veía cinco pilares por los que podríamos reconocer a occidente. Cinco pilares que le darían algo así como su fisonomía. Recordarán también las polémicas que se armaron en relación a lo que este autor sostenía. Investigando un poco más sobre el tema, descubrí que, el politólogo norteamericano Huntington, que se hizo archifamoso por su libro “El choque de las civilizaciones”, en dicha obra menciona algo más que me parece bueno mencionar en el blog para que pensemos un poco. Yo igual, en el post anterior, había ensayado algunas líneas sobre esto que él afirma, pero me parece que, según pude observar de los comentarios, pasó un poco inadvertido, y creo que es un asunto nodal en este tema. En primer lugar Huntington señala los siguientes puntos, que después discutiremos, en todo caso, aunque ya lo hemos hecho, en parte, con alguno de ellos:

1º) Individualismo
2º) Igualdad
3º) Libre Mercado
4º) Derechos humanos
5º) Democracia




El punto que, a mí me interesa en este caso, es uno de los que él menciona como sexto quizás, y que, de ninguna manera es menos importante, para mí: Separación de la Iglesia y el Estado, en definitiva, aquéllo de la secularización, de la que ya habíamos hablado. ¿Por qué será importante esto de la secularización, Gorrión? – Me preguntarán algunos. Muy sencillo.
Occidente, reformulando palabras de Max Weber, en su libro: La ética protestante y el espíritu del capitalismo, fue la única capaz de desarrollar una ciencia; muchas culturas de la antigüedad, y posteriores en el tiempo, han tenido la posibilidad de desarrollar un pensamiento volcado hacia alguna forma en particular de tratamiento de sus problemas concretos; pero sólo Occidente ha podido sistematizar el pensamiento de tal manera, de hacer de él, un instrumento para el dominio real de la naturaleza. Max Weber, nos dice: “Aunque también en otras partes (India, China, Babilonia, Egipto) ha habido conocimientos empíricos, meditación sobre los problemas del mundo y de la vida (…) Pero a la astronomía de los babilonios, como a cualquier otra, le faltó la fundamentación matemática, que los helenos fueron los primeros en darle (…) A la geometría le faltó la demostración racional, que también fue producto del espíritu helénico, el primero en crear la mecánica y la física” Ésto, sólo pudo hacerse por la secularización que ha caracterizado, en especial, a los últimos siglos de su historia; pero que tiene su génesis en la Hélade, en las costas de Asia Menor y en la región del Ática en particular. Pensemos que durante los mil años que duró Edad Media, Occidente no pudo emprender el camino que los griegos habían trazado. Ellos, escribieron la primera gramática de la que se tiene registro: Teagénes de Rhegium, Antímaco de Colofón, Platón y Aristóteles fueron los primeros en reflexionar sobre el lenguaje. Concibieron a la naturaleza como algo funcional al hombre, y no como algo del que los mismos debieran avergonzarse u ocultar. Desarrollaron el espíritu de independencia en los hombres que, aún a la fecha, asombra a los orientales; lo que les permitió romper con las creencias de sus ancestros, para atreverse a innovar; sin embargo, hoy asistimos a una especie de repudio a las innovaciones, al desafió, por un nostálgico regreso a "nuestro hogar" (vaya uno a saber qué significará eso, y dónde quedará). Desarrollaron las más altas matemáticas que se conocían hasta el momento (con Pitágoras a la cabeza). Dieron origen al pensamiento filosófico, fundaron las primeras bibliotecas, las Academias o centros de estudio, etc. Todo eso, al margen de la religión, o precisamente, por no tener una oficial e institucionalizada, como las que actualmente conocemos; porque justamente, lo característico de esta civilización fue su capacidad de entender que en el mundo dominaba cierta lógica que podía aprehenderse, que se podía decodificar, y no había que buscar, para eso ninguna explicación de tipo mágico-religiosa. Dieron el paso gigantesco de interpretar al mundo, yendo desde el mito al logos. Los griegos que vivieron entre los siglos VI a.C. a V d. C., fueron, quizás, los primeros ateos que conoció el mundo (¿a cuántos les sigue sonando mal ese término?). No obstante: ¡Cuán cercanos nos parecen los griegos, cada vez que volvemos sobre ellos!
¿Pero qué pasó entretanto en occidente? ¿Dónde quedaron sus valores durante esos más de mil años que van desde la caída del Imperio Romano hasta el Renacimiento? ¿Qué se hicieron de las conquistas culturales que los griegos habían alcanzado? ¿Por qué los eruditos renacentistas se volcaron hacia el mundo clásico perdido, que durante siglos permaneció a la sombra?
Con la llegada del cristianismo a Europa, y con su conquista política pactada con el emperador Constantino en el 313, Occidente comenzó a "orientalizarse"; la Iglesia Católica fue proclamada como la Iglesia Oficial del Imperio. Los germanos, que posteriormente se apoderarán del Imperio occidental, también comenzaron a cristianizarse, adoptando primero el arrianismo y luego el catolicismo, que se apoderó de todo lo que antaño había sido el Imperio Romano.





Hacia el año 529, el emperador de Oriente, Justiniano, prohibió la paga a los profesores de la Escuela de Atenas, lo que obligó a éstos a exiliarse; muchos de ellos fueron convocados por reyes y gobernantes de Oriente: Persia, Arabia, Alejandría, e incluso de la misma Bizancio, etc. Allí se ocultó por mucho tiempo el saber griego, hasta que las invasiones árabes en España, primero, y la toma de Constantinopla por los turcos otomanos en 1453, después, hicieron resurgir algo de aquella extraordinaria civilización. No pasó mucho tiempo para que, los europeos renacentistas, vieran y sintieran en los griegos, a sus verdaderos padres tan entrañables. Grecia y Roma serán los modelos estéticos a los que los artistas renacentistas les harán versos, pinturas, esculturas, música, etc.
Pero volvamos a lo que decía Huntington, ¿qué significa para el desarrollo de las ciencias y el pensamiento racional, el poseer una tradición secularizante? Para el sociólogo Rubén Zorrilla, el cristianismo, al tomar las estructuras de poder que le legara el Imperio romano de occidente, le permitió mantener su organización jerárquica racional: "El Dios cristiano, que se halla conectado con la tradición griega, y por ende con su enfoque intelectual, conserva firmemente su núcleo de racionalidad". ¿Qué quiere decir ésto? Quiere decir que el cristanismo desde un primer momento, hizo hincapié en las relaciones entre fe y razón, como dos cosas necesariamente importantes, que le sirvió para legitimarse en la estructura social de Occidente, y hacer de su poder algo sólido que pueda permanecer en el tiempo. Piensen en las figuras de San Agustín, y Santo Tomás. ¿Y el Estado? -me preguntarán. El Estado, como algo unificado y centralizado, estuvo retirado de Occidente durante varios siglos, por la propia inestabilidad política sembrada por los reinos romano- germánicos. Los intentos de centralización más importantes fueron los de los Visigodos en España y el de Carlomagno en Francia y Alemania. El poder cristiano permanecerá en Roma, por lo que estará relativamente lejos, geográficamente hablando, de los intentos de centralización política que pudiera pretender aquél. Por otro lado, hasta el siglo XII en Europa no existirá, salvo esporádica y brevemente, un fuerte poder político central; ni la Iglesia será siquiera un poder tan centralizado y represor como posteriormente ocurriera (los obispos locales gozarán hasta el Concilio de Letrán, de ciertas autonomías); además, no olvidemos que, el poder feudal, será muy fuerte hasta fines de la modernidad. Todas estas tensiones provocadas por el tironeo de los distintos poderes, impidió la formación de una teocracia de tipo Oriental. Y la necesidad de encontrar respuestas ante los problemas reales y concretos (económicos) que padeció Europa, ayudó al lento surgimiento de la secularidad, al despegue comercial de los siglos XI y XII, a la lenta institucionalización de las ciencias en las Universidades, y a la posterior Revolución Industrial.

Notas: bibliografía utilizada:

- WEBER, Max; La ética protestante y el espíritu del capitalismo
-ZORRILLA, Rubén; Historia Social de Occidente

jueves, 22 de noviembre de 2007

Tercera aproximación a la naturaleza del poder: creando desigualdad económica

campo Kiowa

Hola a todos, les habla nuevamente el GORRIÓN. Estoy muy contento por la gran recepción que ha tenido el último post sobre la naturaleza del poder, tanto es así que, he decidido escribir inmediatamente una tercera parte, que a continuación voy a reseñar. En primer lugar, he elegido un autor que ya ha aparecido en este blog, Georges Balandier, un clásico de la antropología política; pero también quiero hablar de un investigador norteamericano, que aún no se ha traducido al castellano, al menos en el clásico formato impreso: el libro. Se trata del antropólogo Brian Hayden.
En primer lugar, Hayden va a manifestar su desacuerdo con las categorías siguientes que ya hemos trabajado: sociedades segmentarias vs. sociedades jerarquizadas. Él sostiene que esas categorías son un poco simples, para permitirnos comprender de qué manera se llega a eso que hemos llamado institucionalización del poder. Ya habíamos dicho que, la guerra, ha sido un factor importantísimo hacia su institucionalización.
Para Balandier, existen dos posiciones claramente definidas dentro de las teorías políticas: la de los maximalistas que creen que no hay sociedad sin gobierno; y la de los minimalistas, que niegan que en todas las sociedades primitivas se dé alguna forma de gobierno. Desde luego que, mi posición, se acerca mucho más a la de los maximalistas, pues hemos reiterado, varias veces en este blog, que es imposible no advertir, aún en las sociedades segmentarias o igualitarias, alguna forma de poder claramente direccional, que impacte claramente en las conductas de los miembros de su sociedad. Pero, desde luego que, no es lo mismo un poder instituido, donde domina lo consuetudinario y el comportamiento corporativo de la sociedad, que un poder institucionalizado donde imperan las leyes, y el comportamiento individual en los miembros de la misma. Hay entre estas dos esferas una distancia tan grande como la que existe de aquí a Júpiter, más o menos.
En este post quiero hacer dos cosas, en primer lugar, dar algunos ejemplos de sociedades segmentarias, donde el poder aparezca incrustado, donde las funciones políticas estén muy poco diferenciadas del resto de las actividades; y por el otro, dejar trazados los principios de Hayden sobre la desigualdad económica que, aunque no les guste, a los marxistas, es creado por la propia naturaleza del poder político, y no al revés. Lo repito: es el poder político el que crea la desigualdad económica. Balandier afirma que en las sociedades segmentarias, el orden del parentesco, no excluye el terreno de lo político, como erróneamente, durante décadas se creyó (tesis formulada por Morgan hacia fines del siglo XIX); sino que por el contrario, estudios realizados sobre la dinámica misma de los linajes han demostrado que el principio de descendencia de la primogenitura ha operado fuertemente en la consolidación de un linaje; haciendo surgir, por otro lado, un linaje complementario, que le permitiría al primero de ellos, buscar alianzas momentáneas y circunstanciales fuera del grupo, para consolidarse dentro de un mismo grupo. La idea principal de todo esto es que aparece en todo grupo humano, conformado por varios miembros, el conflicto. El conflicto está presente en toda sociedad humana, y está dado por la variabilidad psicológica intersubjetiva. De hecho, en cualquier sociedad conformada por más de 50 personas, podemos advertir posiciones distintas, tensiones, y al menos dos posiciones complemetarias. Mientras haya posibilidades mínimas de individuación, aparecerán las diferencias, y con ellas, las alianzas. Del tema de las alianzas surgirá la utilización política de los Big Men o agrandados, para beneficio propio dentro del linaje que representa, pudiéndose apoderar del poder de todo el grupo.
Hago un paréntesis aquí, pues la idea de la oposición complementaria, es no matar al rival, sino enfrentarlo en determinadas circunstancias, y que sea un aliado en otras. A un nivel mayor, y más cercano en el tiempo, piensen en la ex URSS cuando estalló la II Guerra Mundial, que se alió con EEUU, para meses después, constituirse en su enemigo declarado. ¿Qué otros ejemplos se les ocurre a ustedes? Porque el poder, aún el institucionalizado, es débil, por lo que se hace necesario, para él, y para consolidarse en determinado contexto, crear ciertos márgenes de maniobras para la oposición complementaria; e incluso de acercamiento momentáneo a otros poderes. Esto le permite al poder tomarse un respiro, y también mostrar una faceta humana (¿Recuerdan lo que hemos dicho ya, en otro post, sobre la imposibilidad del poder de hacerse completamente absoluto?). El poder absoluto, además de su imposibilidad de darse de hecho, no es, por otro lado, conveniente, pues puede tentar a los anarquistas; quienes suponiendo que eliminando la cabeza visible se desestabilizarían las estructuras del poder, para hacer surgir un nuevo orden. (¿Para ustedes, esto ocurrió en el 2001 en la Argentina?)
Bueno, volvamos a lo nuestro. Aquí van algunos ejemplos de sociedades segmentarias, tomadas de las investigaciones antropológicas y etnográficas del pasado siglo XX:

1º) Tiv de Nigeria
2º) Nuer de Sudan
3º) Tipokia de la polinesia
4º) Siane de Nueva Guinea
5º) Gisu de Uganda
6º) Tribus indígenas de Norte América: Hopi, Zuni, Kiowa
7º) Anauk de Etiopía y Sudán


Danza hopi


Bien. Hayden, les decía, va a decirnos que no está de acuerdo con las categorías segmentarias vs. jerarquizadas. ¿Por qué? Sencillo, porque no todas las sociedades evolucionan de la misma manera. De hecho, aún existen muchas sociedades que, sin llegar ser plenamente jerarquizadas, han dejado de ser segmentarias; su situación estaría dada por lo que se denomina Jefatura, sea ésta, embrionaria, simple o compleja. Algunos autores, como Service y Lewellen, creen que, en algunas regiones de América Latina, la figura del caudillo estaría dando cuenta de la existencia de este tipo de liderazgo. Donde el Jefe se mostraría como un Big Man redistributivo (en términos económicos). Tampoco la guerra es la única causa (aunque sí, la principal), que le permite a un poder institucionalizarse. Hayden propone que es mejor hablar de dos tipos de sociedades: igualitarias y transigualitarias. Las primeras serían las segmentarias de las que ya hemos dado algunos ejemplos (pero volveré, en otro post, a hablar de ellas). Las segundas entran en un plano más especulativo, y se basa en los estudios más recientes, realizados sobre grupos de cazadores y recolectores especializados. Ejemplos:
1º) Comunidades del interior del noroeste norteamericano.
2º) Comunidades independientes de Nueva Guinea.

Papúas de Nueva Guinea

Los principios que ve Hayden, para crear desigualdad económica son:

1º) Cualquier población entre 50 y 100 habitantes incluye algunos individuos ambiciosos dado por esa variabilidad psicológica, que ya señalamos.
2º) Algunas formas de desigualdad basadas en el sexo, la edad, el conocimiento ritual, u otras habilidades siempre existen entre cazadores y recolectores generalizados
3º) La desigualdad está directamente relacionada con la producción y el control de los excedentes económicos.
4º) La cuestión crítica es preguntarse como algunos individuos se las arreglan para convertir los excedentes económicos en poder, y como ellos inducen a otros miembros de su comunidad no sólo a producir más excedentes, sino también a cederles el control de esos excedentes.
5º) Un rasgo crítico en la constitución del poder y otros beneficios es el desarrollo de la propiedad privada (o corporativa), la implementación de contratos y especialmente la imposición de deudas.

El autor Wohlt (en 1978) decía que, el Big Man prospera endeudando a otros.
Bueno, por hoy los dejo. Hay demasiadas cosas para analizar aquí. Un abrazo a todos de GORRIÓN pys.

Nota: bibliografía utilizada:
- Georges Balandier; Antropología política
- Brian Hayden; Camino hacia el poder. Principios para crear la desigualdad económica (Traducción Marta Ottonello)

domingo, 18 de noviembre de 2007

Poder y sexualidad: actos naturales y antinaturales en la antigua Grecia.


Hola a todos, les habla nuevamente el Gorrión desde Buenos Aires. Hoy voy a tratar el tema de la concepción de lo natural (que se refiere en realidad a los criterios de lo convencional y anticonvencional), y lo cultural en relación con la construcción de los géneros y las identidades sexuales en la antigua Grecia. Esta vez, seguiré al profesor norteamericano, John J. Winkler, especialista en cultura clásica, greco-romana. En primer lugar, deseo reflotar algunas cosas que ya se han mencionado en el blog. Recordarán que habíamos dicho que en la antigua Grecia, los griegos, tenían una concepción de la naturaleza basada en un criterio de armonía de ésta en relación con los deseos, las voluntades de los hombres y de los dioses; pues existía en Grecia, cierta idea de compensación panteísta, que se observa, inclusive en la propia mitología. El “mal” no era penado por un ser trascendente y omnipotente, sino que era visto como algo que la propia naturaleza se encargaba de enmendar, de corregir y penalizar: piensen en el propio Edipo, que ante su deseo y acción (inconsciente) de acostarse con su madre, fue castigado duramente por su propia consciencia (para Freud), y finalmente perdió el poder (para Foucault y Guattari), debiendo dejar de ser el rey de Tebas, e iniciando así un camino al destierro (ostracismo). La impiedad con los dioses era penada, de la misma manera por el mismo destino, que todo lo corregía: piensen en Cadmo, que fue devorado por las bacantes en éxtasis, por el deseo de venganza que sembró el propio Dionisos, ante la negativa de aquél de celebrar sus fiestas.
En este post, quiero centrarme en unas palabras que a menudo aparecen como contrapuestas, y que de hecho lo son para nuestro paradigma científico, en especial en la bibliografía de la psicología, de la antropología, y de casi todas las ciencias sociales; éstas son: Naturaleza y cultura. El profesor John Wilker nos dice que, Artemidoro, un estudioso de los sueños, que viajó por el Imperio Romano durante el siglo II d. C, en su libro “Análisis o interpretación de los sueños”, pone continuamente en exhibición supuestos sociales comunes, y que su análisis del significado social de los sueños eróticos, nos permite (a Winkler, en realidad) reconstruir los parámetros de la práctica sexual antigua. En la mayoría de los textos antiguos el término natural, es sinónimo de “convencional o apropiado”; mientras que ocurriría lo opuesto, con la expresión antinatural, que significaría “anticonvenional”.
Dice Winkler: “los actos naturales y convencionales” son aquellos en los que el hombre penetra a un inferior social (esposa, amante, prostitutas en los burdeles, trotacalles, mujeres que venden en los mercados, esclavas, esclavos, las esposas de otros hombres), es penetrado por otro hombre, o se masturba (…) La penetración indica habitualmente que quien penetra recibirá un bien (o un mal) futuro, dependiendo de si obtiene o no placer. Lo mismo ocurre para el penetrado.
La diferencia de géneros en la consideración de lo “natural” en “La Interpretación de los Sueños”, está ausente, lo que debe interpretarse como un fuerte indicador de que la sexualidad era absolutamente libre en referencia a los géneros; y lo que más llama la atención, es que para que un sueño sea visto con buen augurio, es preciso respetar la congruencia del status social y la jerarquía sexual.
Más adelante, Winkler nos dice: “Para un hombre (que sueña con) ser penetrado por un esclavo de su casa es poco auspicioso, no a causa del sexo del esclavo o por el acto sexual en sí mismo, sino porque un inferior social es representado (en el sueño) como un superior sexual y, así, el alma del soñador juzga con repugnancia un contacto semejante”
El placer, casi nunca es considerado de manera mutua, sino que por el contrario, se percibe de forma asimétrica, pues lo que importa en las relaciones sexuales es el goce de quien tiene la superioridad o el mando (función fálica de la sexualidad). Ésto, desde luego, no quiere decir que quien adopte la forma pasiva no goce; de hecho, siempre hay goce en las relaciones sexuales; siempre y cuando haya consentimiento de las dos partes (…o las tres, o las cuatro involucradas); pero lo que interesa saber es el significado social de los sueños eróticos, y de allí, poder interpretar lo normativo y lo adecuado de las mismas. Se desea saber qué tipos de beneficios le acarrearía el tener relaciones sexuales con tal o cual persona; y cuál es el contenido erótico del sueño, es decir, su significación social
Este tipo de relaciones, donde hay claramente una persona que ejerce el mando de acuerdo a su Status y Jerarquía eran consideradas “naturales” (o sea convencionales o apropiadas).
¿Y cuáles eran GORRIÓN las consideradas “antinaturales”? Muchísimas, tomando en cuenta los sueños del libro de Artemidoro. Según Winkler:

1º) El incesto
2º) Los contactos oral genitales
3º) Necrofilia
4º) Sexo con un dios
5º) Sexo con un animal
6º) Autopenetración
7º) Autofellatio
8º) Una mujer que penetra a una mujer
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Según los sueños (no se olviden que, toda esta especulación, se realiza en base a la interpretación que de los sueños hace Artemidoro), la relación anal es convencional; la fellatio es anticonvencional. El “bestialismo” (sexo con animales) no es algo que esté mal, o sea anticonvencional en un sentido moderno; sino que más bien, dice Winkler, se encuentra fuera del campo convencional de la significación social. Para una mentalidad moderna (como la nuestra), el bestialismo está considerado una patología, o si se quiere una perversión; pero, según se desprende de la interpretación que hace Winkler de Artemidoro, sólo es censurable por su poca significación social, o sea su imposibilidad de circunscribirse dentro de un orden dado de las relaciones sociales.
También, dentro del mundo de lo no convencional, se hace mención a un tipo de lesbianismo: “mujer que penetra a otra mujer”. Según Winkler, no es el “lesbianismo” lo que se considera anticonvencional, sino el hecho de utilizarse una representación o un símbolo fálico en un sexo privado de pene, porque la “naturaleza” supondría que la actividad sexual requiere de hombres (seres fálicos) que penetren en virtud de los status relativos a las relaciones de dominación. Vemos claramente aquí, que la sexualidad aparece enmarcada dentro del entramado de las relaciones de poder. En realidad, la sexualidad, tanto de ayer, como de hoy, y quizás del mañana, no puede, ni pueda estar ajena a este campo, como no lo puede estar ningún tipo de actividad realizada por los hombres.
Reflexiones finales: Las sociedades tienden a conformar lo que Foucault llama dispositivos de control, para todas las actividades realizadas por los hombres, que desde luego incluyen a la actividad sexual; pero cuáles serán los dispositivos adecuados, y quiénes lo decidirán y quiénes lo harán suyos, son las preguntas que siempre deberemos hacernos. Les dejo esta pregunta para que la piensen. Por hoy los dejo. Un abrazo a todos de Gorrión pys.
Nota: Bibliografia utilizada:
"Las coacciones del deseo: Antropología del sexo y el género en la antigua Grecia"
John J. Winkler

PD: En un próximo post, les hablaré de la vigilancia del comportamiento sexual; pero no se asusten que, los griegos, no quemaban en la hoguera a nadie, ni lo enviaban a prisión por estas cosas.

domingo, 11 de noviembre de 2007

Segunda aproximación a la naturaleza del poder: camino a su institucionalización


Hola a todos, he aquí nuevamente el GORRIÓN pys. En estos días vuelvo un poco a obsesionarme, con la naturaleza del poder: tema que ya abriera hace unas semanas. Hoy quiero trabajar con ustedes dos cosas: por un lado una categorización y una supuesta línea evolutiva, que habría caracterizado a las sociedades desde la perspectiva de un antropólogo norteamericano. Por otro lado, deseo establecer lo más pragmáticamente posible, la diferencia entre sociedades segmentarias y jerarquizadas. El autor que tomo para este post, es uno de los grandes antropólogos políticos del siglo XX: Elman Service, quien siguiendo un criterio evolucionista, logró establecer las siguientes etapas por la que transitarían las sociedades, yendo de las de menor a las de mayor complejidad; éstas son: banda, tribu, jefatura y Estado. Las dos primeras corresponden a gobiernos no centralizados; mientras que las dos útimas a los llamados gobiernos centralizados con un poder, claramente visible. Existen otros antropólogos como Lewellen que también afirman esta línea evolutiva, que es, sin embargo, discutida por otros.
A Service, le interesará saber, en primer lugar, por qué existen individuos en todas las sociedades (¿se acuerdan de lo que hablamos en un post anterior, en relación al Big Man?) que tienen la capacidad para decidir e influir en las conductas y en las decisiones de otras personas (en otro post lo vamos a desarrollar); sin embargo, también Service va a decirnos que estos liderazgos unipersonales son efímeros; por lo que le interesará saber de qué manera se pueden crear condiciones culturales para la perduración del mismo. Se intenta, ni más ni menos, de comprender el camino a seguir, para institucionalizar ese poder. Recordarán que habíamos dicho, en otro post más menos que, en todos los grupos humanos existen relaciones reales o potenciales basadas en diferencias de poder: el poder está en todos lados (no lo olviden, en especial los amantes de la anarquía).

Cuando Service habla de líderes efímeros, lo que hace es reinterpretar de alguna manera, el concepto de carisma de Max Weber. Los liderazgos, al ser efímeros, hacen peligrar constantemente, la propia situación del líder, y por lo tanto se hace necesario que el poder cree algún tipo de artificio para prolongarlo: aquí estamos en vías de transitar el camino para su institucionalización. ¿Cómo podríamos prolongar el poder, si por ejemplo, fuéramos carismáticos? Pues, entendiendo las pautas sociales, las creencias y los valores que nos gobiernan como miembros de una sociedad, e instituyendo algún tipo de mitología que nos permita erigirnos como legítimos representantes de la misma.
En las sociedades llamadas preindustriales (como las constituidas por bandas, tribus y jefaturas), la fortaleza de un hombre puede manifestarse o probarse, no dice Service, a través de la guerra. La causa principal de las guerras, a diferencia de lo que piensa la tradición marxista, que se la atribuye a razones económicas, son en su gran mayoría de índole política. Wow, wow. ¿Cómo decís GORRIÓN? Así es (y créanme que no invento nada), son de naturaleza política: para consolidar un poder (o sea para legitimarlo), para institucionalizarlo, para reafirmar dentro de una comunidad o un grupo, determinados mitos fundacionales y aglutinantes, etc. Piensen en las guerras llevadas a cabo por los políticos romanos de la República, donde debían mostrar su aptitud para el liderazgo, a través de las incursiones bélicas realizadas contra los galos, los cartagineses, o posteriormente, contra las distintas tribus germanas. Acá, en la Argentina, tendríamos que pensar en la "Guerra de la Triple Alianza" del siglo XIX, llevada a cabo contra Paraguay, que le sirvió a Bartolomé Mitre (en ese entonces Presidente de la República) para consolidar el Estado Nacional, luego de la disolución de la Confederación; y también, más cercana en el tiempo: La Guerra de Malvinas, que por el contrario, ante su fracaso, sirvió para desprestigiar del todo al gobierno militar de entonces, que buscaba por está vía, legitimarse.

Bien, sigamos. El poder, vamos a ver se construye. Todos los líderes políticos del mundo han construido y construyen su poder: Napoleón, Alejandro de Macedonia, César, Augusto, Mahoma, Cristo, etc. construyeron su poder. Por otro lado, existen momentos en que el poder es débil, pues no está lo suficientemente consolidado; en dichos momentos, se suele acudir a la guerra para consolidarlo.






Sociedades segmentarias y sociedades jerarquizadas: La gran mayoría de los antropólogos nos van a hablar de dos tipos de sociedades, claramente distintas, en relación al poder. La primera de ellas, las segmentarias o igualitarias, se caracterizarían, ya lo hemos mencionado en este blog, por poseer un poder no visible, generalmente denominado instituido. Como norma general, podríamos decir que las primeras, están fuertemente integradas y vinculdas por los lazos de parentesco y la ausencia de excedente económico, lo que hace imposible, prácticamente, que en un grupo determinado, o un Big Man se pueda apropiar de dichos recursos; y sin ellos no puede montar una infraestructura ideológica para volver visible el poder; pero el Gran Hombre siempre existe, ¿sí?; salvo en algunas bandas de África integradas por no más de veinte individuos (aunque este punto es discutible, a mi parecer). El Big Man es una figura que existe como autoridad referencial únicamente, y su prestigio se debe a la creencia colectiva de que él, posee capacidades superiores para la resolución de problemas; y cuya consulta abarca todos los aspectos de la sociedad: funciones administrativas, judiciales y religiosas suelen estar concentradas en una única persona; sin embargo, sigue siendo uno más entre todos los segmentos. Por eso se habla en estos casos de sociedades igualitarias. El poder en dichas sociedades se encuentra en la fuerza de las costumbres o de la tradición. Ningún Big Man, puede de la noche a la mañana, salirnos con "un martes trece". Son sociedades fuertemente impenetrables, donde el poder está incrustado, y en donde no es posible realizar trasgresiones de ningún tipo. El individuo se pierde dentro del colectivo, se vuelve difuso dentro del entramado de las relaciones sociales.

En las sociedades jerarquizadas, por el contrario, aparecen ya claramente visibles e identificados los "agrandados" o Big Man; pero a diferencia de lo que ocurriría en una sociedad segmentaria, estos hombres ya no son del común, no son iguales a los otros. Su poder está investido de mitos entorno a su figura. Aparece claramente identificada una burocracia, y principalmente, algún tipo de tributo (excedente del que se apropia el poder) que le permite su reproducción. Son propios de este estadio las diferentes clases de Jefaturas y el Estado mismo. Aparece una aristocracia rodeando al poder, y la redistribución en términos económicos (es decir, la capacidad del poder de distribuir los recursos, según la planificación, la estrategia, y los criterios utilizados para el mismo).
Service, en "Los Orígenes del Estado y de la civilización", se pregunta: "¿Cómo puede un Gran Hombre" convertir en real una aparente sociedad de Jefatura embrionaria?" Service nos dice que, la respuesta está en la tendencia del pueblo a creer que el carácter de un hombre se trasmite a sus hijos, y en particular a su primogénito. También habría que señalar lo que señala Redmon, Elsa. Para esta autora, hay algo muy importante a tener en cuenta:





La preparación para la guerra: la idea de que existe un peligro potencial, ha sido siempre utilizada por los líderes políticos para buscar recursos dentro de su propio grupo, con la siguiente excusa: hay que prepararse para la guerra. La idea es formar un grupo armado de guerreros a los que hay que mantener (ya que no producen) para especializarlos en le ejercicio de la actividad. La población se ve obligada a trabajar a destajo para mantener a este cuerpo y al de la burocracia. La guerra, por otro lado les permite proveerse de botines, que luego se distribuyen entre estos grupos de guerreros, que pasan a conformar la aristocracia de la sociedad. Como verán, a la guerra, no las ha promovido el poder económico o la burguesía (pues siquiera existen en estas sociedades), como erróneamente afirman los marxistas, sino el propio poder político; ya que el mercado, en especial, es el que necesita de la paz como garante de los intercambios, ya que no se pueden llevar a cabo en tales condiciones: la economía de las empresas se resiente, y hasta se ven perjudicadas por dicha inestabilidad. ¿Ustedes qué piensan al respecto?
Una cosa más antes de terminar este post, y es que, las guerras, les da la oportunidad, a los líderes de las tribus y jefaturas, de mostrarse como pertenecientes de un estatus superior, y con ello se barre todo vestigio de las sociedades de tipo igualitario.
Bueno, nada más por hoy. Gracias a todos por leer y por pensar a través de este espacio.
GORRIÓN pys
Notas: Bibliografía utilizada:
-SERVICE, Elman; Los orígenes del Estado y la civilización”
-REDMON, Elsa: External Walfare and the internal policy of Northern South American tribes and chiefddoms

martes, 6 de noviembre de 2007

Matrimonio y Poder: La Real Pragmática de Carlos III en el Río de la Plata


Hola a todos, les habla nuevamente el Gorrión. Hoy quiero iniciar una serie relacionada con las formas “adecuadas de constitución de las parejas”, en distintos períodos históricos, para que podamos ver que, las reglamentaciones, o las normas sociales al respecto, muchas veces dependen de criterios que escapan a nuestra actual mentalidad posmoderna: tan sencilla, tan abierta, tan "anárquica" muchas veces; y donde prima lo sensual, sin restricciones . El tema de este post, intenta comprender el dominio de la conformación de las parejas durante el siglo XVIII en la sociedad colonial rioplatense que, como todos sabemos, durante dicho período, se encontraba bajo la dominación española de los Borbones.


Mientras Europa, desde hacía siglos, se dividía el poder en dinastías tradicionales, que gobernaban por siglos a sus países, Francia incubaba un proceso revolucionario que, desencadenaría a finales de dicho siglo, en la Revolución Francesa, donde los “ideales ilustrados” pretendían realizar en la sociedad una reforma integral de los hombres (y las mujeres), a partir de una nueva concepción del poder: libertad, igualdad y fraternidad.
La sociedad colonial americana, que nos ocupa aquí, siguió, sin embargo (y seguirá por un buen tiempo) ligada a un esquema de vinculación de las relaciones sociales y del poder muy estratificado que, a continuación pasamos a describir. El vínculo matrimonial (entendido como una institución social, legítima y saludable, en cualquier sociedad tradicional), siguiendo una concepción estructural, asociada a la noción de castas, tendía a conformar vínculos de tipo endogámico, donde los grupos eran muy cerrados, y donde las excepciones a dicho esquema prácticamente eran muy pocas, y mal vistas. La historiadora Susan Migden Socolow, de la Emory University, dice: “las reacciones de las sociedades a las excepciones ayudan a explicar cuál es la actitud de dicha sociedades respecto a la movilidad social y al cambio social.”
Desde ya que, los “peligros” que las familias veían en el potencial desvío de sus vástagos, en la elección de una pareja, necesitaba de alguna creencia, de algún freno, de algún aval que limitara “esos potenciales desvaríos”. ¿Y a qué no saben a quien acudirán, para salvar la situación?
Así es amigos, a nuestra querida Iglesia Católica, ya que como quizás algunos sepan, el matrimonio, así como el bautismo, la comunión, y la extremaunción son sacramentos de la Iglesia; y los sacramentos están bendecidos por el espíritu santo (está teñido precisamente de lo sacro, de lo sagrado; y Cristo está presente bendiciendo este acto). Sin embargo, hasta la creación del virreinato del Río de la Plata, en 1776, la Iglesia Católica aplicó en América la Ley canónica, por la cual, se suponía que las parejas podían casarse por su propia voluntad, libremente, aun sin el consentimiento de sus padres, y según nos dice Susan Migden Socolow, la Iglesia fue coherente en este punto, pues no era algo que le importara demasiado; pues, por otro lado, no debemos olvidar que, la población asentada en estos territorios era muy, pero muy escasa, como para hacer cumplir un requisito de otro orden.
Pero todo ésto, ¿cambió? con la llegada de las reformas borbónicas. Carlos III, en 1776, promulgó una Real Pragmática que pusiera fin a esta situación. El objetivo de la pragmática era evitar el abuso de contraer matrimonios desiguales (que es del 23 de marzo de 1776). Desde entonces, el permiso de los padres se convirtió en necesario para el matrimonio entre españoles. De esta manera, los argumentos relacionados con la posición económica, o la desigualdad entre los novios cobraron un peso sin precedentes en la región.
Ahora bien, si bien el impulso a la Real Pragmática, provendría de la corona, cuyo objetivo era regular “las conductas desvíadas”, tanto sean las libertinas, como las relacionadas al ascenso social a través del matrimonio de los advenedizos, será la Iglesia Católica quien pague las consecuencias de la prescripción Real; así es, será ella quien cargue con el peso de la medida, pues será quien se encargue de las uniones; sin embargo, es justo señalarlo, a la Iglesia hasta ese momento, no le había importado demasiado la elección que cada persona hiciera de su pareja. Esto, en primer lugar, no significa que la Iglesia, como quizás piense alguno, haya visto bueno, saludable, y coherente con sus dogmas, etc. el dejar la decisión a la libre voluntad de los casaderos; lo que significa, a mí entender, es que la Iglesia, no veía ningún peligro para su poder, en ese hecho, por las razones antes mencionadas: no les quepa la menor duda, de que si la situación hubiese requerido de medidas más restrictivas, las habrían tomado; pero, con la Prescripción de Carlos III, se intentaba precisamente de debilitar el poder de la Iglesia; no olvidemos que estamos ante un gobierno que, los historiadores han denominado, "despotista ilustrado". Con esa medida, la corona intentaría lo siguiente:




1º) Controlar el desorden social (salvaguardando con ello un orden social previo, claro
está).
2º) Poner freno al mestizaje (que se produjo por otro lado, desde que los españoles pisaron América).
Socolow, se pregunta: “¿Qué fue lo que ocurrió realmente? Una lectura atenta de los litigios seguidos desencadenados como resultados de la Real Pragmática, nos permite apreciar la frecuencia con que los hijos llevaron a la corte a sus padres por cuestiones relativas al matrimonio. Aún más, tales conflictos legales proveen valiosa información acerca de cuáles eran los padres más aptos para oponerse a la elección matrimonial hecha por sus hijos, las razones más comunes esgrimidas para justificar su oposición, así como del grado de éxito que tuvieron. A pesar de ser numerosos, los litigios por disenso matrimonial nos permiten apreciar aspectos esenciales de la sociedad colonial del siglo XVIII, las percepciones sociales del mundo colonial”
Lo que me interesa a mí, de todo esto, es que las leyes, cuando revisten un sesgo arbitrario, prepotente, y de carácter contrario a lo consuetudinario, tiene poca vida útil: no corre. Es importante, señalar que los litigios entre “padres, tutores y abuelos contra sus hijos fueron numerosos”, lo que nos da la pauta de que no podía irse en contra de las costumbres. Sólo se resignaban a la nueva situación aquéllos que temieran por una herencia, o por la pérdida de un cargo público, por ejemplo. Es decir, cuando los padres actuaban de forma coercitiva con sus hijos, por fuera de la legalidad, o utilizándola a ésta, para conseguir sus propósitos.
Una cosa más, antes de darle fin al post, y es que los argumentos en contra, estaban en cuatro tipos diferentes de desigualdades, que ahora, pasamos a describir: de raza, de origen social, de moralidad, o de posición económica.
Según Socolow, el argumento de la “raza” fue el principal limitador del matrimonio, y la razón de ello habría que buscarlo en la tradición española, con su obsesión por la “pureza de sangre”. De cualquier manera, a mí, este punto me parece muy polémico. ¿Por qué los españoles estarían preocupados por la pureza de la sangre de forma obsesiva, no fueron, acaso, ellos mismos los que la propiciaron? ¿Cómo describiría esta autora anglosajona la posición del mundo anglosajón con respecto a dicho mestizaje?
¿Para ustedes, hay algún argumento de este tipo que tenga peso a la hora de elegir un compañero/a? Sí es así (salvo, en el caso de la moralidad dudosa de alguien, a la que me parece razonable atender), temo decirles que, su mentalidad está detenida dentro de los valores de la sociedad rioplatense del siglo XVIII, al menos para Susan Socolow y para mí.
Nada más por hoy. Un saludo a todos de GORRIÓN pys.