"Exhortar a la castidad constituye una incitación pública a ir en contra de la naturaleza. Todo desprecio de la vida sexual, y toda impurificación de ésta al tacharla de 'impura' representa el verdadero pecado contra el espíritu santo de la vida."

Friedrich Nietzsche

viernes, 28 de septiembre de 2007

A la búsqueda del cuerpo perdido


Father McKenzie
Writing the words of a sermon that no one will hearEleanor Rigby - The Beatles



Hola a todos, les habla nuevamente el GORRIÓN pys. Habíamos quedado en que les iba a hablar en mi próxima entrega de una filósofa argentina, cuyo nombre es Esther Díaz, y a la cual recomiendo, desde ya, a todos ustedes, que la lean.
Me interesa particularmente de esta autora un texto, que es en realidad un ensayo, y que justamente se denomina: “La sexualidad y el poder”. En esta obra, en su capítulo primero, la autora hace una breve reseña histórica de la sexualidad en occidente, comenzando desde los antiguos griegos, pasando por los romanos, el medioevo, la modernidad, para finalmente detenerse en el mundo contemporáneo. [Ya me ocuparé en otro momento, de la sexualidad y el poder en cada una de las épocas históricas]. En dicho capítulo, E. Díaz, señala el advenimiento de lo que llama el narcisismo contemporáneo, que habría caracterizado o dominado al pasado siglo XX, y del cual nosotros, somos sus descendientes más directos; sin embargo, ya veremos más adelante por qué, no es sino, hasta la década del sesenta, a mí entender, en que puede hablarse de un verdadero redescubrimiento del cuerpo humano. No quiero decir, por favor, que los hombres y mujeres hasta la década del ’60 del pasado siglo no se hubieran dado cuenta de que, efectivamente, tenían una entidad corpórea que los habitaba, y que se constituía en fuente de excitación o de deseo para el sexo opuesto; pero sí, quiero señalar, que los hombres y mujeres de occidente, durante siglos, no habían podido tomar la suficiente conciencia del poder que efectivamente representaba el cuerpo humano, en relación con la potencialidad de una sexualidad más desinhibida y libre, y cuyo fin trascendía el mero goce contemplativo (contemplación, por otro lado, vedada a la inmensa mayoría de las personas); capaz de despertar por sí mismo, una atracción visceral entre las personas. El cuerpo humano en la actualidad es fuente primaria de culto, y casi podríamos decir única, del despertar del deseo, aunque claramente no, de la seducción, que es obra de la mente, y de un tipo particular de relación de poder que se establece entre las personas, pero éste es tema para otro post. [En algún momento haré un racconto detallado de cómo es percibido el cuerpo humano en las diferentes épocas históricas, tomando como fuentes primarias a las mejores obras literarias de dichos períodos] Por ejemplo, las mujeres durante siglos, habían estado sujetas al ocultamiento de su cuerpo, y el mismo, sólo podía ser visto como objeto de deseo en un fuero muy privado, ya que las pautas y restricciones morales, tributarias de los preceptos religiosos judeo-cristianos, es decir orientales, lo habían impedido. [volveré muchas veces sobre este tema en otras entregas]. Es curioso observar aquí, cuánto han influido los valores orientales en occidente, en la penalización de una exterioridad que mostrara, sin tapujos, los atributos naturales de las personas; pensemos, aún hoy, cómo se les exige, a las mujeres en Oriente, preservar “su decoro”, so pena de decapitación o flagelación, ocultando con extensas prendas todas y cada una de sus partes que, podrían ofender a Alá. (Alguien, en Argentina, se acuerda del personaje de Francella, en “De carne somos”, que decía: “tapate eso”). Estoy convencido de que sin los dominios lucrativos y comerciales de la publicidad y de la imagen, que comenzaron a utilizarse durante el siglo XX, el cuerpo humano hubiera seguido el curso penoso que le habrían impreso los exégetas de Dios, de Alá, de Jehová, etc.
Hay a mi entender, en la actualidad, un descenso en la mirada, y en la forma de idealización (por llamarlo de alguna manera) de los objetos de amor, que acompañan algo así como una evolución del deseo a través del tiempo (lejos han quedado, sin duda, los tiempos, en que un hidalgo podía enamorarse de oídas de un doncella, como Don Quijote de Dulcinea), que iría del rostro, los ojos, el cabello, hacía las partes más proporcionalmente anatómicas en las personas, entiéndase por esto: pectorales, glúteos, extremidades y demás. Aquellas zonas del cuerpo humano eran en otros épocas las más expuestas, y durante mucho tiempo la únicas ofertadas en el “mercado libre” de la sexualidad.
Es todo por Hoy.

Un abrazo a todos.

GORRIÓN pys desde Buenos Aires


PD. Elegí como epígrafe de mi post, el tema "Eleanor Rigby" de The Beatles, porque allí hay un testimonio invaluable de la transformación que se estaba produciendo, en dichos momentos, en la sociedad, y si mal no recuerdo es de 1964.

4 comentarios:

violeta. dijo...

heyyy
muy bien
se ha puesto blog!
:)
besossss

Anónimo dijo...

Gorrión, decís que somos herederos de la tradición oriental en lo que se refiere a los cuerpos (y otras cosas más, seguramente) y me llama la atención porque no es la primera vez que lo leo.

¿Occidente es como Oriente? ¿Los valores orientales han reemplazado a los antiguos valores occidentales? ¿Dónde estaban los valores occidentales? ¿En los celtas? Te pregunto todo esto porque yo hablo de tradición oriental cuando me refiero a China, Japón o Corea (o inclusive el sudeste asiático).

Iván dijo...

Muy buen blog voy a deleitarme con su lectura es lindo encontrar este tipo de blogs.
Me interesa la historia del poder.

The Shadow dijo...

IVAN: ¡Bienvenido! Será un privilegio contar con vos, como lector juicioso que sos.
Gracias por visitar y por comentar. Vas a ver que todos vamos a aprender mucho, y a divertirnos al mismo tiempo.

Saludos.
GORRIÓN pys